Cada
año tiene sus peculiaridades, bien sea por las conmemoraciones, o celebraciones
que coincidan en este periodo, o por los hechos programados o no, que tengan
que realizarse en un periodo determinado.
Este que rotulo en el enunciado, sin duda que
lo es. Parece en principio un poco exagerado por el hecho de celebrar unas
elecciones; lo que no debiera constituir nada anómalo y más bien podía
considerarse un acto más de la actividad política, en la sociedad de una nación.
De la misma forma que actuamos para nombrar un
presidente de una comunidad de vecinos que, sabemos hay que hacerla todos los
años, y lo vemos normal y necesario.
Pero no, la lucha política en nuestro país,
hace que una actividad por la que nos regimos que está reflejada en la
Constitución, empieza ya, o veremos cómo termina en una lucha cainista (esta
palabra no viene en el diccionario), pero
yo le atribuyo una actitud como la de Caín y Abel que nos contaban en la
historia Sagrada; entre partidos y partidarios, porque los comentarios que cada
día vemos en las redes, con fake news rayando entre el insulto y la trasgresión,
en la que colaboran algunos partidos políticos que son los causantes de este
clima; que podía ser una fiesta sin más, pero que al ciudadano le causan hastío
y aburrimiento.
Pues bien, mientras esto ocurre en los medios
de comunicación, la actividad de los partidos es tan cambiante que, en lo que
va de este año ya ha desaparecido Ciudadanos, quien lo diría hace cuatro
años, este partido que se decía de centro liberal intentaba el sorpasso al PP
al que quería sustituir. Ahora hemos visto algunos de sus dirigentes,
acusándose entre sí para justificarse de su rotundo fracaso.
Cuando escribo esto, nos anuncian que Sumar
partido emergente, ha logrado inscribir en las próximas elecciones entre varias
denominaciones progresistas, a Podemos; el todo poderoso partido surgido
en 2014; que en su equivocada política en el gobierno del que ha formado parte,
ahora sufre las consecuencias, y le puede ocurrir igual que a Ciudadanos.
No supieron asumir responsabilidades políticas
ante el fracaso, con soberbia y falta de autocrítica de algunos de sus
dirigentes; y ahora les puede pasar lo mismo.
Un gobierno de coalición, si demuestran
fisuras y compiten en público, terminan perdiendo la confianza de sus votantes.
Sin duda la labor en su conjunto ha sido muy positiva por mucho que la derecha
y la ultra vociferen y se manifiesten en los medios de prensa que les son
afines.
Un gobierno del PP, ya anuncia que si ganan el
23-, piensan derogar La Ley de Memoria Democrática, los derechos
adquiridos de la mujer, o los del colectivo LTGBI. El ingreso mínimo vital, el
salario mínimo en las pensiones, la defensa del medio ambiente, la gestión de
la sequía, también corren peligro.
Un rayo de esperanza ha surgido con la
presentación de Sumar y sus aliados progresistas, que pueden contribuir
a formar una mayoría que evite la entrada de Vox en el futuro gobierno. Pero es
probable si la derecha pierde las elecciones; que preparen la campaña del
fraude electoral, o algún espectáculo de amenazas.
Es momento de recordar o de tener en cuenta:
la gestión de la pandemia, con las consecuencias que tuvo para el turismo, los erte,
la subida de las pensiones, la reforma laboral, la guerra de Ucrania y sus
consecuencias, seguida de la crisis económica, el volcán de La Palma, el
descuento obligatorio de 20 céntimos en
los carburantes y las bonificaciones en el trasporte público, así como la bajada
del paro y la subida de las cotizaciones a la seguridad Social. Según los datos
que aporta la Unión Europea; España es el segundo país con la tasa de inflación
más baja en Europa.
Sin embargo, estos datos no se han tenido en
cuenta en las elecciones municipales y autonómicas, en las que el gobierno no
salió bien parado, esperemos que esos beneficios que hemos recibidos influyan en la decisión de
los ciudadanos el día 23-J y se valoren todas las cosas positivas, que sin duda
se han hecho y que nos vamos olvidando.