Las "sierpes" van cubriendo de tonos amarillentos nuestras hoces calizas, modeladas por el devenir del agua de ríos y arroyos.
Es otoño en la Alcarria, pero también en el Ayllón.
Alli son los álamos y sauces los que amarillean el paisaje, en las sierras silíceas los abedules.
No hay que olvidarse de los guillomos y temblones... tonos rojos en el paraíso.
Bajo ellos la acción antrópica de nuestros ancestros: membrillos, nogales, todo en perfecto equilibrio.
Javier Ayllón