22 mar 2019

132.- Arévalo "La educación hace al hombre, lo que el molde al barro: le da forma"





Este fenomenal proverbio lo dice todo o casi todo en el enunciado, que se le atribuye al filósofo Jaime Balmes. Al leerlo despacio, uno medita y parece que el título lo dice todo de tal forma que convence a cualquiera; pero yo he meditado fríamente las razones a las que aludo, que a mi entender pueden ser varias:
-El hombre antes de la educación, es como el barro, se puede hacer cualquier cosa de él, maloliente viscoso; pero puede convertirse en un magnifico jarrón, plato, cuchara. Sin embargo, esta masa puede ser convertidas en manos del artista a través de sus manos, tratándolo delicadamente.

-La educación nos da un criterio, nos da una forma de ver e interpretar el mundo. Nos da un arma con el que testear lo que nos rodea, hacernos preguntas, evitar engaños, tener claro nuestros objetivos, adquirir una ética de como debe ser el comportamiento humano. 

-Luego la educación: es “el molde del hombre, es el vestido de gala, para la fiesta de la vida".
Puede que incluso podría ser la vacuna de la violencia, en esta etapa que nos está tocando vivir de violencia de género, que tanto sufrimiento está causando y que constituye un grave problema a la sociedad de nuestro tiempo. 

¿Cómo es que siendo tan inteligentes y buenos los niños; se vuelven algunos de mayores tan estúpidos? Sin duda cuando nacen, nada saben después lo aprenden o se lo enseñamos. Creo que podríamos decir que cuanto más educada es una persona, menos libertades se toma; y por añadidura las respeta.
  
Educar a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. (Pitágoras)
-El hombre cuando desde su juventud, es ese barro manejable, maleable, dúctil capaz de adquirir cualquier destreza y cualquier conocimiento, pero sobre todo educación; le estamos dando la forma, por la que probablemente se regirá el resto de su vida. Estas directrices, le deben llegar a través primero y principal de la familia, después la escuela; y seguro que la sociedad aceptará convertirlo en lo que finalmente llegará a ser.




Arévalo 


131.- Arévalo "¿Colaboran las religiones a la paz del mundo?"




A lo largo de mi vida he visto opiniones para todos los gustos, y yo quiero exponer mis dudas que las tengo sin tratar de polemizar, ni de herir sentimientos religiosos tan enraizados en nuestra sociedad que perdura a través de los siglos.
Pese a que muchos autores relacionan las religiones con la violencia y el fanatismo, existe también (sobre todo en la actualidad) un gran interés por parte de las tradiciones religiosas por un trabajo serio por la paz mundial. Sin embargo, existen posturas filosóficas que consideran que las religiones, generan actitudes fundamentalistas, fanáticas y violentas; y no voy a referirme a una concreta, porque en la mayoría de ellas según en que épocas, han actuado con conductas de las que ahora se avergüenzan y no quiero nombrar a ninguna. En algunas, la historia nos cuenta, como jefes de esas religiones reclutaban ejércitos para combatir a los que ellos consideraban infieles, para defender sus principios e imponerlos por la fuerza. 
Desde las Cruzadas en 1095 hasta hoy día, hemos visto innumerables conflictos librados en nombre de la fe. La batalla de Lepanto, un conflicto entre dos religiones; “La más alta ocasión que vieron los siglos” Según nuestro Cervantes.  Que se ventilaba la supremacía de la religión. 
A lo largo de la historia hemos podido comprobar como guerra y religión, han ido de la mano. ¿Es la religión alguna vez la causa principal de una guerra? ¿O es sencillamente un vehículo utilizado para incitar a las tropas, dividir sociedades y expoliar países? La causa original de cualquier guerra o conflicto es compleja y matizada, y a menudo hay muchos factores en juego, como el poder, ideología, dinero, territorio e identidad.
Se da la circunstancia de países como Irlanda del Norte estuvieron en guerra treinta años, conflicto entre protestantes y católicos creyentes al fin al cabo de una misma religión. Examinemos la campaña del grupo conocido como Estado Islámico (EI), que ha implicado violencia generalizada y el sacrificio de miles de inocentes, de todas las fes y ninguna, en muchas partes del mundo. Y si hablamos del islam, el odio a muerte entre chiitas y sunitas, donde no dudan en derramar la sangre para lograr sus objetivos. 
Muchas personas han llegado a la conclusión de que las religiones no solamente pueden ser democráticas sino que colaboran en la guerra, algo de esto se percibe en el libro de Josue 
Piensa en tu deber y no dudes. No hay mayor honor para un guerrero que participar en una guerra justa [2:31] (De la Torá.) Libro sagrado del judaísmo. Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones (...) y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia. [Deuteronomio 7:1-2] 
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. [Mateo 10:34] Herramienta que se emplea para la guerra. No veo el lenguaje adecuado de Mateo, que no viene a traer paz. Que palabreja tan manoseada. Cuando Estados Unidos fue atacado el 11 de septiembre de 2001, el grupo culpado fue Al Qaeda y su líder Osama bin Laden, quien previamente había dicho que EE.UU. había declarado "la guerra contra Dios, su mensajero y los musulmanes" y había urgido a todos los mahometanos a "cumplir la orden de Dios de matar a los estadounidenses". 
Con la reforma protestante y la Contrarreforma católica   que originaron un terrible periodo de guerras de religión; incluida la Inquisición, tribunal eclesiástico que castigaba con crímenes horribles a los que se salían de los dogmas establecidos por las autoridades eclesiásticas con el beneplácito de las autoridades civiles. Su abolición fue aprobada en las Cortes de Cádiz en 1812 por mayoría absoluta, pero no se abolió definitivamente hasta el 15 de julio de 1834 durante la Regencia de Dª María Cristina en el inicio de reinado de Isabel II. 
En Alemania, el enfrentamiento entre príncipes católicos y protestantes terminó en un conflicto militar abierto: mientras que previamente habían estallado movimientos sociales como la guerra de los campesinos alemanes perseguidos sangrientamente por ambos bandos, con la bendición expresa tanto del Papa como de Lutero.
En conclusión, echando una mirada hacia atrás, más bien que conseguir la paz, las “religiones”, han contribuido utilizando la espada para conseguir con guerras a que la paz no llegue nunca.

Arévalo