19 dic 2018

129.- Arévalo " Separación, rotura de la convivencia y divorcio"






En el enunciado, este conjunto de palabras parecen destinadas a conseguir un objetivo, cuando el vínculo que ha unido a una pareja entra en crisis por diversos motivos; un hecho que en esta etapa que nos ha tocado vivir, se repite con demasiada frecuencia, más ajustado hacia el divorcio, porque la sociedad lo acepta como mal menor ¡Cómo ha ido cambiando esta circunstancia!  En el siglo pasado este hecho, era rarísimo; si bien es verdad que no existía el derecho al divorcio. La rotura de la convivencia si se producía y también alguna separación, pero el divorcio estaba tan mal visto que, al nombrar a una divorciada, esta quedaba marcada de por vida. 
Cuando yo era niño en mi tierra de Castilla; cuando alguna mujer lograba la separación, hecho que trataba de ocultarse el mayor tiempo posible, pero que al final todo se sabe; al referirse a ella en los comentarios entre las personas, nos referíamos a esa mujer y apostillábamos: “si la desapartá” termino que no recoge el diccionario como tal, aunque si la acepta, en la tercera persona en la forma simple del presente de indicativo desaparta; era una frase vejatoria con la que quedaba estigmatizada. 


Los tiempos cambian y el separarse ya no es lo que era. Ahora existen métodos para gestionar una ruptura; hasta apps para el papeleo; y es que el fin del matrimonio, ya no constituye el fracaso de antaño; puede convertirse en una nueva oportunidad, pero no todo es del color de rosa. Están los hijos, el problema más difícil de resolver, con el que la justicia no siempre acierta; y en muchos casos estos, se encuentran con un problema que no esperaban, con el que contribuyen a hacer el problema mayor.  
Ahora existe la custodia compartida, para resolver este asunto cosa rara hasta hace diez años, que no es que sea la panacea, pero ayuda a resolver el problema; pero como toda ley tiene sus goteras y sus efectos perniciosos; uno de ellos si no el principal, es que convierte a los niños en transeúntes perpetuos entre dos casas, puede hacer que los niños saquen a relucir su interés egoísta personal de uno de los dos cónyuges y terminen con una educación sesgada.


Hay matrimonios que optan por una separación previa al divorcio. El objetivo es interrumpir la convivencia, pero sin disolver la unión matrimonial, tendente a que, en algún momento puedan reconciliarse. Lo que constituye una situación jurídica intermedia.
Pero como esta nueva sociedad que nos ha tocado vivir, es tan cómica a veces, que hasta un hecho tan dramático como este que acabamos de describir, parece que hay quien le quita hierro y se permite celebrarlo como un acto social más según establece la moda venida como no, de Estados Unidos. En los rituales hay desde alianzas lanzadas al mar, a velos de novia quemados en la hoguera, o fotos de la boda en la trituradora; aunque hay quien lo celebra diferente, con banquete de barra libre según su situación económica. La verdad es que me causa risa por un lado y estupor por otro, pero es que nuestra sociedad va demasiado de prisa.



                                                     Arévalo

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